domingo, 28 de octubre de 2007

El diccionario de uso del español


El Diccionario de uso del español de DªMaría Moliner es imprescindible para todo aquel que practique el noble oficio de la escritura. Junto al Diccionario Ideológico de D. Julio Casares, el Diccionario Panamericano de dudas de la RAE y el Manual de Ortografía de D. Manuel Seco Serrano, el diccionario de Moliner esun instrumento utilísimo para el perfeccionamiento del escritor, independientemente de que haya que tener a mano otros manuales o diccionarios para completar la ayuda que continuamente se necesita para redondear un texto.

El Diccionario de uso del español de Dª María Moliner ya va por la tercera edición. Mantiene los mismos principios y la estructura que han caracterizado las dos ediciones anteriores, pero al mismo tiempo, ha sido sometido a un importante proceso de actualización en los contenidos, y a ciertos cambios formales que han permitido clarificar el texto y facilitar su consulta.

Las definiciones del Diccionario de Uso del Español de María Moliner se han hecho famosas por su claridad, precisión y sencillez. Pero el Diccionario de Uso del Español va mucho más allá. Si busca en él una palabra, junto a su definición podrá encontrar: Con qué verbos y con qué preposiciones se suele usar; Además de los sinónimos, completísimas listas de palabras o frases con significado próximo, (lo que María Moliner llamó catálogos); Numerosos ejemplos y frases hechas; Etimología, anotaciones de uso, marcas gramaticales, niveles de empleo. La nueva edición respeta fundamentalmente la obra de María Moliner: -Actualiza y revisa las definiciones y todos los catálogos -Incluye 7.700 nuevas entradas y 25.000 acepciones nuevas -Revisa las áreas de Botánica, Zoología, Informática, Medicina, Psicología, etc -Hace más fácil la consulta al ir por orden alfabético -Añade un apéndice de términos científicos y otro con los desarrollos gramaticales

Incluye además la versión 2.0 monousuario (opción red). Todas las posibilidades de las nuevas tecnologías textuales para la consulta de una de las obras más completas y originales de la lexicografía actual: 82.500 entradas y 190.000 definiciones, que incluyen numerosos americanismos, neologismos y extranjerismos de uso actual. Y además: etimologías, nombres científicos, categorías gramaticales, notas de construcción y ortografía, ejemplos, frases hechas, sinónimos, catálogos de expresiones afines, conjugación y amplios artículos gramaticales.

Contiene: Más de 90.000 entradas y 190.000 acepciones y subacepciones. Actualización de bloques de sinónimos y catálogos (listas de expresiones de significado afín o relacionado). Revisión de apéndices de nombres botánicos y zoológicos y de desarrollos gramaticales. Dos apéndices nuevos de topónimos y gentilicios con 6.000 registros cada uno y otro de abreviaturas y símbolos de uso general.Cambios tipográficos para facilitar la lectura y consulta.

El precio actual de este diccionario, que se presenta en dos volúmenes, alcanza un precio de 185 euros, que incluye doble volumen en estuche más un cedé.

Hay también una edición reducida cuyo costo es de 35 euros.


viernes, 26 de octubre de 2007

MARIA MOLINER, VIDA


¡Qué mejor empezar este blog homenaje a mi ídola favorita como es la ínclita señora, la sabia y estupenda dama que fue Dª María Moliner, dando a conocer su biografía, texto que firma la consumada especialista en la materia, Dª Mª Antonia Martín Zorraquino.

María Moliner nació en Paniza (Zaragoza) el 30 de marzo de 1900, en el seno del matrimonio formado por Enrique Moliner Sanz, médico rural, y Matilde Ruiz Lanaja: Un ambiente familiar acomodado (el abuelo paterno había ejercido también la medicina rural y los abuelos maternos poseían, al parecer, tierras), en el que los tres hijos que superaron los entonces tan frágiles años de la infancia —Enrique, María y Matilde— cursaron estudios superiores.

En 1902, según testimonio de la propia María Moliner, padres e hijos se trasladaron a Almazán (Soria) y, casi inmediatamente, a Madrid. En la capital, siempre según cita de D.ª María, los pequeños Moliner estudiaron en la Institución Libre de Enseñanza, donde fue, al parecer, don Américo Castro quien suscitó el interés por la expresión lingüística y por la gramática en la pequeña María. Los primeros exámenes del bachillerato los hizo María Moliner, como alumna libre, en el Instituto General y Técnico Cardenal Cisneros de Madrid (entre 1910 y 1915), pasando en julio de 1915 al Instituto General y Técnico de Zaragoza, del que fue alumna oficial a partir de 1917 y donde concluyó el bachillerato en 1918.

Los opositores al Cuerpo de Archiveros, en la Biblioteca Nacional (Pulse sobre la fotografía para ampliarla)
Entre 1918 y 1921, María Moliner cursó la Licenciatura de Filosofía y Letras en la universidad cesaraugustana (sección de Historia), que culminó con sobresaliente y Premio Extraordinario.


Y en 1922 ingresó, por oposición, en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, y obtuvo como primer destino el Archivo de Simancas.

María Moliner y su esposo, Fernando Ramón, el día de su boda.Tras una breve estancia en Simancas, María Moliner pasa al Archivo de la Delegación de Hacienda de Murcia. Será en esa ciudad donde conocerá al que será su marido, D. Fernando Ramón y Ferrando, catedrático de Física. La pareja contrae matrimonio en la Parroquial de Sagunto, el 5 de agosto de 1925, e inicia una vida conyugal armónica y compenetrada, la de dos intelectuales comprometidos con su vocación y con la sociedad en la que viven, a la que tratarán de dar lo mejor de sí mismos.

En Murcia nacerán sus dos hijos mayores (Enrique, médico, fallecido en octubre de 1999, y Fernando, arquitecto).

A principios de los años treinta, la familia se traslada a Valencia (D. Fernando, a la Facultad de Ciencias; D.ª María, al Archivo de la Delegación de Hacienda de esa ciudad).
María Moliner, con sus hijos (junio de 1944) La etapa valenciana cubre el período de mayor plenitud vital de María Moliner: el nacimiento y la crianza de sus dos hijos pequeños (Carmen, filóloga, y Pedro, catedrático y director de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Barcelona, fallecido en 1986); la atención de la casa (aun con la asistencia adecuada); la vida profesional, y, sobre todo, la participación, con la fe y la esperanza de una institucionista convencida, en las empresas culturales que nacen con el espíritu de la II República.

En primer lugar, debe destacarse la colaboración de D.ª María en la Escuela Cossío, inspirada claramente en la Institución Libre de Enseñanza, escuela de la que fue alma D. José Navarro Alcácer (y su mujer, D.ª María Alvargonzález), que compartieron sus objetivos con otros matrimonios amigos. María Moliner enseñó en ella Literatura y Gramática, y, además, formó parte de su Consejo Director, como vocal, y de la Asociación de Amigos para su apoyo, como secretaria.

D.ª María prestó, asimismo, su colaboración entusiasta a las Misiones Pedagógicas de la República, cuya delegación valenciana presidía el Sr. Navarro Alcácer con la ayuda fundamental de D.ª Angelina Carnicer. María Moliner se cuidó especialmente de la organización de las bibliotecas rurales. De hecho, escribió unas Instrucciones para el servicio de pequeñas bibliotecas (que se publicaron sin nombre de autor en Valencia, en 1937), que fueron muy apreciadas, tanto en España como en el extranjero, y cuya presentación preliminar —«A los bibliotecarios rurales»— constituye una pieza conmovedora y un testimonio fehaciente de la fe de la autora en la cultura como vehículo para la regeneración de la sociedad.



En esta etapa de su vida D.ª María ocupó puestos importantes de responsabilidad en el terreno de la organización de las bibliotecas populares. Ya en 1935, en el II Congreso Internacional de Bibliotecas y Bibliografía —el que inauguró Ortega—, ella había presentado una comunicación con el título «Bibliotecas rurales y redes de bibliotecas en España». En septiembre de 1936 fue llamada por el rector de la Universidad de Valencia, el Dr. Puche, para dirigir la Biblioteca universitaria, pero, ya en plena guerra civil, a finales de 1937, hubo de abandonar el puesto para entregarse de lleno a la dirección de la Oficina de Adquisición y Cambio Internacional de Publicaciones y para trabajar como vocal de la Sección de Bibliotecas del Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico. La lucidez y capacidad organizativa de María Moliner van a quedar plasmadas en las directrices que redacta como Proyecto de Plan de Bibliotecas del Estado, las cuales se publicarán a principios de 1939 —Pilar Faus (La lectura pública en España y el Plan de Bibliotecas de María Moliner, Madrid, Anabad, 1990.) considera dicho proyecto «el mejor plan bibliotecario de España» (op. cit., p. 132)—.

Al término de la guerra civil, el conjunto de amigos de los Ramón Moliner, y ellos mismos, sufren represalias políticas. Bastantes de ellos se exilian. D. Fernando Ramón y Ferrando es suspendido de empleo y sueldo, trasladado después a Murcia (1944-1946) y rehabilitado en Salamanca a partir de 1946 (donde permanecerá hasta su jubilación en 1962).

Por su parte, María
En La Pobla (1953)Moliner es depurada y sufre la pérdida de 18 puestos en el escalafón del Cuerpo Facultativo de Archiveros y Bibliotecarios (que recuperará en 1958). En 1946 pasará a dirigir la biblioteca de la E. T. Superior de Ingenieros Industriales de Madrid hasta su jubilación, en 1970.

En esta nueva etapa de su vida, particularmente cuando se instale en Madrid, criados ya sus hijos y separada físicamente de su marido una buena parte de la semana, María Moliner encontrará el tiempo para dedicarse a su interés intelectual más profundo: la pasión por las palabras.

Será entonces cuando comience (hacia 1950) el Diccionario de uso del español, que publicará la Editorial Gredos entre los años 1966 y 1967 (en 2 volúmenes), una obra que ha conocido, en esa primera edición, veinte reimpresiones, que ha sido editada en CD-ROM en el año 1995 y que ha sido reeditada en una segunda edición, revisada y aumentada en 1998.

María Moliner representa, sin duda, todo un estilo de ser mujer en el siglo XX: perteEn la primavera de 1966, con sus nietosnece al grupo de las pioneras universitarias que ejercen, además, una profesión. Refleja, igualmente, una manera profundamente moral de realizarse como persona: claramente inteligente, y, al mismo tiempo, vigorosamente responsable y generosa para con los demás (a los que, como divisa, hay que entregar la obra perfecta en la medida de las posibilidades de cada uno). Sencilla, espontánea en sus reacciones y elegante al no ser elegida académica en 1972, María Moliner recibió su jubilación tan discretamente como había vivido, gozando con los pequeños detalles cotidianos (sus macetas, por ejemplo) y presumiendo con orgullo de sus nietos.

Las notas tristes de sus últimos años fueron la muerte de su marido y su propia, terrible, enfermedad: la arteriosclerosis cerebral que la privó de su lucidez desde 1975 aproximadamente, hasta su fallecimiento, el 22 de enero de 1981.



Fuente: http://cvc.cervantes.es